Gale es un zombi cualquiera; resultón, treintañero y natural de Dakota,
Minnesota. Se acaba de despertar y sigue tumbado en su maloliente y sucia cama
de 1,60 por 2 metros. Abre el primer ojo y sin ninguna sorpresa descubre que ya
es de día, muy de día. Nota como alguien le golpea el cráneo con un mazo de
goma dura - es su autoestima. Su autoestima que pide a gritos un poquito de
atención. El mazo rebota continuamente sobre su cabeza, rezumbando en sus
adentros. La fatigosa autoestima de Gale le agarra por el brazo derecho – él
está acostado bocabajo con los brazos y piernas completamente abiertos – e
intenta arrastrarle hasta el borde de la cama para así hacerlo caer. Pero Gale
lucha y se resiste, quiere creer que está más a salvo en la cama que fuera de
ella.
Al cabo de mucho rato, Gale se
sienta en la cama y despacito y con mucha calma abandona su cuarto. Lo primero
que hace es encenderse un cigarrillo mientras se restriega la cabeza, que aún
le duele. Y de repente la cafetera empieza a pitar, ahora es la responsabilidad
quien le avisa.
Gale está aburrido, no sabe qué
coño hacer, no tiene hambre, huele mal y no tiene ganas de ducharse, pero lo
peor de todo es que afuera hace un día de cojones.
Jordi Boldú. 15 de noviembre de 2011.
Me encanta!! :D
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